Actividad Física y Enfermedades Crónicas…una amistad incuestionable.

Sin duda una de las recomendaciones que os doy en consulta tengáis o no enfermedad crónica o crónica avanzada es la realización de Actividad Física por el gran impacto que tiene tanto a nivel físico como psicológico. La implementación de los hábitos de salud es un carro de batalla pero con expertos que ayuden a conocer tu cuerpo y tu necesidad todo podría ser mucho más sencillo para ti.

Si además cuentas con una Enfermedad Crónica…lo siento…¡no te queda más remedio! La Actividad Física debería ser un «must have» en tu vida para mantener la funcionalidad con la que cuentas y no elevemos en proceso degenerador…

Así que pensando en todo esto, me he atrevido a preguntarle a un especialista, Jorge Lloret, Graduado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y Entrenador Spartan Race SGX. Estoy segura de que Jorge nos dará la visión integrada de lo que buscamos para que te animes de una vez a hacer algo para ti!

No se nos ha ocurrido mejor regalo de Reyes! Así que…aquí os la dejamos para que esperéis a sus Majestades desde Oriente!:

Jorge, ¿porqué es importante la actividad física cuando se diagnostica a un paciente con algún tipo de enfermedad crónica o avanzada?  

Silvia,  en la actualidad, las enfermedades crónicas no transmisibles, representan un gran problema de salud pública, al constituirse en una de las principales causas de muerte y discapacidad tanto en países desarrollados como en desarrollo. 

Hablamos de enfermedades crónicas,  están las cardiovasculares, el cáncer, la diabetes mellitus, las enfermedades respiratorias crónicas, entre otras; las cuales están directamente relacionadas con nuestro estilo de vida, una vida sedentaria sumado al  tabaquismo y llevar una dieta poco equilibrada, los principales factores de riesgo responsables del desarrollo de las mismas. 

Por otro lado, existen muchos estudios, que indican que el ejercicio físico puede ser efectivo en la prevención  y el tratamiento de esas enfermedades. Mejorando los síntomas y la calidad de vida de los pacientes. 

El ejercicio y la actividad física son importantes por los efectos positivos que causan sobre la mejora de la salud incrementando la capacidad funcional,  aumentando los años de vida activa independiente y mejorando la calidad de vida de las personas; lo que lleva a considerar que un aumento en el nivel de actividad parece tener un fuerte impacto positivo en la disminución de la morbilidad y eventualmente en la muerte de la población. 

¿Y qué mejoras suele percibir la persona con el entrenamiento?

Como he comentado con anterioridad, la actividad física contribuye a la prolongación de la vida y a mejorar su calidad, a través de múltiples beneficios:

  • Reduce el riesgo de padecer muchas enfermedades no transmisibles.
  • Ayuda a controlar el sobrepeso, la obesidad y el porcentaje de grasa corporal.
  • Aumenta la densidad ósea, fortaleciendo los huesos y ayudando a prevenir la Osteoporosis.
  • Fortalece los músculos y mejora la forma y capacidad físicas.
  • Mejora el estado de ánimo, previene y reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
  • Ayuda a las personas mayores a mantener su independencia personal.
  • Disminuye el riesgo de caídas en personas mayores.
  • Contribuye al desarrollo integral de la persona, sobre todo en niños y jóvenes.
  • Y, en niños, mejora la maduración del sistema nervioso motor y aumenta las destrezas motrices.

¿Hay algún tipo de entrenamiento que mejore la calidad de vida de estas personas que padecen este tipo de enfermedades?

Silvia no existe el deporte perfecto, desde la práctica y para cualquier persona aconsejo MOVERSE, el ejercicio es uno de los pilares para una vida saludable a cualquier edad. Ya sea saliendo a correr , andar o jugar un partido de papel con los amigos, practicar algún deporte te hará estar más sano y más feliz. 

Ahora hablando un poco mas técnico, los estudios han demostrado que el desempeño de 150 minutos de entrenamiento moderado a vigoroso o 75 minutos de ejercicio aeróbico vigoroso  semanalmente puede reducir el riesgo de sufrir enfermedades crónicas. También exponen la evidencia emergente que muestra que el entrenamiento con ejercicios de fuerza es igual de efectivo o más, en algunos casos, para el tratamiento de enfermedades crónicas.

¿Debe dar miedo entrenar si tienes alguna enfermedad tan limitante?

Siempre aconsejo acudir en primer lugar a nuestro médico, es el que mejor nos conoce, nos dará el OK para poder empezar  y en segundo lugar,  ponernos en manos de un profesional cualificado antes de hacer alguna práctica deportiva, para que te asesore y de unas primeras pautas  para poder empezar. Por lo tanto, si sigues estas indicaciones  NINGUN MIEDO.

¿Cómo se podría adaptar el entrenamiento (de manera general) a las enfermedades más limitantes o incapacitantes?

Cada persona es un mundo y cada enfermedad es diferente por lo tanto el ejercicio como tratamiento tiene que ser especializado e individualizado. Es importante conocer a la persona y sus limitaciones; funcionales, aeróbicas, fuerza … . Una vez que estén valoradas podremos empezar adaptar el ejercicio a las necesidades de esa persona. 

Si ahora mismo tuviéramos a un paciente recién diagnosticado y con ganas de propósitos de cuidado físico en cuanto a deporte, ¿con qué objetivo le diríamos que comenzara? 

Mi  recomendación general sería:

  • Cardio (actividad mínima): al menos 150 minutos de cardio moderado a la semana. Se puede sustituir por un mínimo de 75 minutos de cardio intenso a la semana, o una combinación de ambos.
  • Entrenamiento de fuerza (muy recomendable): ejercicios que incluyan un grupo muscular mayor, 2 o más días por semana.
  • Beneficios extra para la salud: el cardio mínimo debería aumentarse 300 minutos (moderados) adicionales o150 minutos (intensos) por semana, o una combinación de ambos.

Aunque pueda parecer demasiado, ¡lo bueno es que lo puedes adaptar a tú horario! Siempre que las actividades cardiovasculares se realicen durante 10 minutos como mínimo, puedes repartirlas en tantas sesiones de entrenamiento por semana como quieras. Hacer entrenamiento de fuerza o cardio primero, dependerá de tu objetivo.

¿Qué podemos decir a aquellas personas que les vendría bien comenzar a hacer actividad para motivarles? Por cierto, ¿te apetecería entrenarles? 🙂

En la mayoría de la gente la motivación para hacer ejercicio no es algo natural. Los seres humanos somos comodones, qué le vamos a hacer. Se está muy bien de cañas con los amigos o en casa -sobre todo si hace mal tiempo-.

Pero decir «no tengo tiempo», «no tengo ganas»o «tengo otras cosas que hacer» no son excusas válidas, aunque te lo parezca. Si no tienes tiempo ahora para cuidar de tu salud tendrás que sacarlo después para lidiar con tu enfermedad, con tus dolencias y con las dificultades derivadas de la falta de ejercicio y la vida sedentaria.

Aquí te dejo tres tips que a mi me han ayudado para buscar la motivación: 

1. No lo pienses y ponte en marcha

Que hay que hacer ejercicio es algo necesario, ha quedado claro. Así que no lo pienses más, no pongas excusas, no busques razones, no justifiques tu decisión. Simplemente hazlo.

Planéalo el día anterior, de forma que cuando llegue el momento tengas que pensar lo menos posible. De una manera o de otra, ten tomadas las decisiones horas antes de salir: es lo mejor para que la pereza no se cuele en tus pensamientos.

 2. Visualiza cómo estarás en el futuro sin hacer ejercicio

La mayoría de la gente te dice lo contrario: visualiza cómo estarías después de entrenar unos meses para acercarte más a tu meta. El problema es que a mucha gente eso ya no le vale, porque se atasca en el conformismo y el pensar en el esfuerzo y el sacrifico ya le agota.

Así que vamos a hacerlo al revés. 

Piensa en tu actividad física actual y en tu situación y cómo estarás en unos años. 

Mírate dentro de cinco, de diez, de veinte años.

Preséntate a ti mismo con setenta u ochenta años (si llegas). Decepcionante, ¿cierto? Debilidad, obesidad, incapacidad, tristeza, soledad… .

Visualizarnos en un futuro es una acto de empatía hacia nosotros mismos. 

3. Piensa en cómo acabarás la próxima sesión

En vez de pensar a largo plazo, una de las claves principales para motivarte a hacer ejercicio es ir día a día. Así que ahora piensa en la próxima sesión, pero no en lo que te va a costar salir de casa, o en la pereza que tira de ti hacia el sofá. Piensa en cómo te sentirás al terminar.

El ejercicio libera una cantidad increíble de hormonas que te hacen sentir bien. Además, hacer ejercicio también libera serotonina, una sustancia que influye en el estado de ánimo, especialmente con el ejercicio al aire libre. Por último, cabe destacar que hacer ejercicio también libera dopamina, la hormona vinculada a las adicciones. La dopamina nos permite experimentar una sensación de bienestar tras el ejercicio.

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